Por la carretera N-625 en el sentido Cangas de Onís – Riaño, pasado Vega de Pervis algo menos de un kilómetro y medio kilómetro antes de llegar a Santillán, tenemos el puente romano de Los Grazos, donde justo antes del puente hay una zona donde poder dejar los vehículos.
Cruzamos el puente sobre el Río Sella y vamos por un sendero protegido con vallado de madera que terminará girando a la derecha y uniéndose a la carretera que va a Sellaño y Beleño.
Una vez en ella, pasado un amplio aparcamiento, cruzamos la carretera y cruzaremos una pasarela sobre el Río Ponga que da paso al Área Recreativa de Trambesagües, Cruzaremos esta zona hasta llegar a una cómoda pista que tomamos a la izquierda deteniéndonos a observar varias “cuerries”, construcciones dedicadas a la conservación de las castañas.
En este punto existe una fuente en la que poder repostar. Poco después pasaremos por un polideportivo y posteriormente a la pasarela de Santillán, la cual no cruzaremos, para continuar por la derecha y por la misma pista hasta que nos encontramos un desvío ascendente señalizado que nos introducirá en el tramo más bello y espectacular de la ruta, el barranco cerrado y mágico del Arroyo del Beyu.
Casi a su inicio nos encontraremos con las ruinas de un antiguo molino de agua, cruzaremos el arroyo por una pontiga y acompañaremos el arroyo por su parte izquierda, rodeados en todo momento por un hayedo con ejemplares importantes y las formas que de forma caprichosa toman algunos árboles mutilados por el tiempo y las formaciones rocosas que nos van sorprendiendo en el camino.
En la parte superior del arroyo encontraremos un puente que nos lleva a la parte derecha del mismo en la que el sendero comienza a ascender salvando fuerte desnivel y en ocasiones haciendo zigzag hasta llevarnos bajo las paredes de Peña Dulce, donde el sendero se hace más tendido para finalmente dejarnos a las puertas de Beyu Pen, donde es probable encontrar abierto (fines de semana) un bar donde poder repostar líquidos.